LA LOCURA DEL TIEMPO.
de Correa Castaño Wil, el martes, 2 de agosto de 2011 a la(s) 2:43 ·
Realmente,
aquella frase que dice: "EL TIEMPO TODO LO CURA". No la interpretamos
adecuadamente, por que las heridas, sanan mas no se curan, las heridas
que son mas profundas, dejan huella profunda. Y las que son leves, dejan
huellas leves.
Pero hay heridas, que no solo nunca van a sanar, no van a curar, por que son mas rebeldes, no tienen ninguna cura, nadie puede darles solución. Son las heridas que nos dejan, profunda cicatriz en el alma, que llevamos muy adentro de nuestro ser y nuestro sentir humano.
También estas tienen diferente connotación y sus brechas surcan nuestro corazón, le machacan día a día, le clavan sus grandes dagas y no precisamente de oro, que dejan heridas mas limpias y mas propensas a cerrar. ¡No! estas son: heridas con hierros oxidados, cargadas de todo tipo, de desaprensión, todo tipo de decepción, todo tipo de angustia, todo tipo de soledad.
Son heridas que el tiempo, con destructora maquina, solo el tiene la potestad de sanar, de menguar, de hacer debilitar, de ablandar y llega este a cumplir su terrible misión. Esa misión, devastadora, que puede arrancar de cuajo, cualquier mal, cualquier desilusión, cualquier paso mal dado, cualquier error cometido y todo aquello que nos incomoda. Esas pequeñas espinas que no terminan de salir.
Aquí ya solo queda; la mano del tiempo que puede borrar y desaparecerlo todo, el tiempo es algo que renueva, que trae y se lleva cosas.
No somos dueños de nadie, ni de nuestra propia vida ,ni de nada que nos rodea.
Por que el tiempo:Tiene la función de cambiarlo y renovarlo todo, de recordarnos quien es mas fuerte, quien es nuestro amo. El tiempo es quien lo decide todo, como, cuando y donde tiene su su actuación, su estación, su hospedaje y su victima.
El tiempo reparte por igual, de lo que es bueno y de lo que es malo y lo da igual por igual, seas bueno o malo; reparte miel, rica miel pero reparte hiel, hiel amarga, aquella que nadie gusta y a nadie sienta bien.
Así: pues ilusos somos, que nos aferramos a cosas que tarde o temprano, el tiempo se ha de llevar. Wil Correa
Pero hay heridas, que no solo nunca van a sanar, no van a curar, por que son mas rebeldes, no tienen ninguna cura, nadie puede darles solución. Son las heridas que nos dejan, profunda cicatriz en el alma, que llevamos muy adentro de nuestro ser y nuestro sentir humano.
También estas tienen diferente connotación y sus brechas surcan nuestro corazón, le machacan día a día, le clavan sus grandes dagas y no precisamente de oro, que dejan heridas mas limpias y mas propensas a cerrar. ¡No! estas son: heridas con hierros oxidados, cargadas de todo tipo, de desaprensión, todo tipo de decepción, todo tipo de angustia, todo tipo de soledad.
Son heridas que el tiempo, con destructora maquina, solo el tiene la potestad de sanar, de menguar, de hacer debilitar, de ablandar y llega este a cumplir su terrible misión. Esa misión, devastadora, que puede arrancar de cuajo, cualquier mal, cualquier desilusión, cualquier paso mal dado, cualquier error cometido y todo aquello que nos incomoda. Esas pequeñas espinas que no terminan de salir.
Aquí ya solo queda; la mano del tiempo que puede borrar y desaparecerlo todo, el tiempo es algo que renueva, que trae y se lleva cosas.
No somos dueños de nadie, ni de nuestra propia vida ,ni de nada que nos rodea.
Por que el tiempo:Tiene la función de cambiarlo y renovarlo todo, de recordarnos quien es mas fuerte, quien es nuestro amo. El tiempo es quien lo decide todo, como, cuando y donde tiene su su actuación, su estación, su hospedaje y su victima.
El tiempo reparte por igual, de lo que es bueno y de lo que es malo y lo da igual por igual, seas bueno o malo; reparte miel, rica miel pero reparte hiel, hiel amarga, aquella que nadie gusta y a nadie sienta bien.
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