viernes, 8 de febrero de 2013

Mi amanecer

Amanece

Amanece y los primeros rayos de sol los siento
como si fuere tu calor que entra por los poros
y abrazan cada centímetro  de mi piel.

Amanece y el aire primero de la mañana 
me infunde aquel suspiro de vitalidad que mi ser
cada día ansia para seguir el camino.

Amanece y el roció que  acaricia  la hierb
las hojas y las flores me recuerdan que tus manos
al posarse sobre mis manos me acarician el alma.

Amanece y la esencia de tu ser compite con el sol 
para esparcirse  y traer de regreso hacia mi 
tu fresco y fragante recuerdo.

Amanece y las aves con sus cánticos me 
vienen decir al oído  melódicas notas,
versos y palabras que solo hablan de amor.

Amanece y mi cuerpo ansia tu cuerpo
mis labios desean tus labios
mis oídos solo escuchan tus palabras.

Amanece y mi piel exige el roce de tu piel
mi mente esta dentro de tu pensamiento
mi corazón enloquece por sentir tu palpitar.

Amanece y quiero que el día no acabe nunca, 
que el amanecer nunca muera para poder estar
por siempre y eternamente junto a ti. Wilcor  

  Me gusta amanecer en ti  
      
    

viernes, 1 de febrero de 2013

Camino


El Camino

Anduvo y andado, pisoteado, cabalgado, sediento 
árido en la época estival y anegado nevado, húmedo y frio
en época invernal. Ase encuentra a merced del tiempo
nació como nacen las cosas, de la nada, de donde antes
había otras cosas, otras antes que tu.

Cuantas horas, cuanto tiempo a la espera que algo 
suceda, no corre prisa, no hay en ti fatiga ni pena
no hay reloj de arena, ni suizo, ni de estos que suenan,
tu silencio aguarda al viajero, al hombre que canta y al ave
con su trinar y aleteo irrumpe en tu silencio habitual.

Cuantas historias te guardas, cuantas batallas has podido
librar, testigo eres del bien y del mal.
Te  consagras como elemento esencial de la historia,    
te abres, paso entre  las agrestes tierras, recorres
valles, pueblos, campos, ciudades y montañas.

Trasformas, das color;  por tus venas emana un manantial 
de incertidumbre, de ilusión, al viandante cansado y 
trajinado de la vida, del largo viaje que le enajena y se
alebresta cuando le llevas de regreso a su morada
a su aldea, a su hogar dejando atrás en ti una huella
una estela, un suspirar.   

Demarcas, señalasorientas; invitas al goce de los 
amantes  furtivos, te acompañan las flores que te aclaman y
sus  pétalos al caer en tu regazo te besan el alma.  Las hojas
secas que al caer sobre tu piel te abrigan,  te mecen con brío
secundan tus ansias de un roce, una caricia, un leve suspiro. 

Acezante y firme como el roble, sutil y silencioso observas
desde tu amplia perspectiva, los cambios, los avatares de
tu entorno, los ciclos de tu mundo induces a tus filas
las almas, que a tu paso caminaron y partieron 
para siempre del sendero.wil correa