Me dirijo a tu encuentro, busco tu remanso y
tus suaves caricias, dejo mi ser desvanecer entre
tu coligado silencio.
Busco tu abrazo, tu voz, tu frio y tu calor
me dejo envolver por tu manto, me dejo guiar
por tu encanto.
Noche; bella doncella que te renuevas cada día
te vistes de gala al morir la tarde. Para recibir a tus
aliadas, coquetas y brillantes estrellas.
Noche de invierno; gris, pálida, melancólica y fría
apaciguas el bullicio, la agitación, la revolución
las fatigas y el sinsabor que te heredo el día.
Noche de luna; clara, atenta, sigilosa,
plateada y veleidosa, arrullas las plantas
a las aves susurras sus nanas. Acaricias suavemente
ríos, valles y montañas.
Noche de verano; cálida, armoniosa, bondadosa
invitas a tu amante a palparte, sentirte, y disfrutar de
tu candor, de tu fiesta, tu compañía, tu dulzura y
le haces cómplice de tu transitoria locura.
Wil Correa.
Wil Correa.


La noche es esa mágica túnica que todo lo envuelve y magnifíca lo pequeño y empequeñece lo grandioso.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande,
Eva.
Solo un amante verdadero, amante del sentir inesperado y espontaneo, puede ver la luz que se encuentra donde todo el mundo aprecia oscuridad, lamento decirte que hemos compartido amante, yo también me he estremecido con sus caricias, me he bañado en su luna y he guardado polvo de estrella en la bolsa rota de mi pantalón, así es como mis pies descalzos le han conocido,por accidente. A veces me ha pagado mal, con cicatrices en el cuerpo y en el alma, pero le sigo amando... gracias por esta visión de la realidad.
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